Invaginación intestinal (para Padres)
La invaginación intestinal es una afección pediátrica muy grave, en la que una porción del intestino se desliza y queda atrapada dentro de otra porción del intestino. La forma más común de invaginación intestinal ocurre en bebés y niños pequeños menores de 3 años. Puede ser una afección potencialmente mortal y se considera una emergencia médica.
Signos y síntomas
Si su hijo sufre de invaginación intestinal, puede experimentar los siguientes síntomas:
- Dolor abdominal, ya sea extremo o leve
- Fiebre
- vómitos
- Estreñimiento
- Sangre en sus heces
- Pérdida de peso inexplicable
- Letargo
Causas de la invaginación intestinal
Se desconoce la causa exacta de la invaginación intestinal, pero ciertos factores pueden aumentar el riesgo de que un niño desarrolle la afección, entre ellos:
- Antecedentes familiares de invaginación intestinal
- Defectos del tubo neural
- Íleo meconial (obstrucción intestinal)
- Atresia intestinal (estrechamiento de la abertura intestinal)
- Enfermedad de Hirschsprung (desarrollo anormal de los nervios en el intestino)
- Fibrosis quística (trastorno genético)
- Hernia
Diagnostico y tratamiento
Si su hijo experimenta alguno de los síntomas asociados con la invaginación intestinal, es importante buscar atención médica de inmediato. El diagnóstico generalmente se realiza mediante el uso de una radiografía o una resonancia magnética. Dependiendo de la gravedad de la invaginación, el médico puede optar por tratarla con una variedad de métodos, que incluyen:
- Cirugía – La cirugía puede ser necesaria para corregir la gravedad de la invaginación y devolver el intestino a su posición normal.
- Medicamento – Se pueden recetar medicamentos para ayudar a reducir el dolor y las molestias causadas por la invaginación.
- Modificaciones Dietéticas – En algunos casos, pueden ser necesarias modificaciones en la dieta para reducir los síntomas de la invaginación intestinal.
Enfrentar la posibilidad de que su hijo pueda tener una invaginación intestinal puede ser abrumador. Lo mejor que puede hacer es mantener la calma y buscar atención médica inmediata para su hijo. Con el tratamiento adecuado, su hijo puede volver a una vida normal y saludable.