¿Qué es una Hernia Inguinal?
Una hernia inguinal es una afección en la que la pared abdominal se debilita y los órganos y tejidos del abdomen la atraviesan. El área débil generalmente se encuentra cerca de la ingle y esta hernia a menudo se denomina hernia inguinal.
Este tipo de hernia es bastante común y se encuentra más comúnmente en niños o adultos que en niñas. Si una hernia no se trata, potencialmente puede agrandarse y causar molestias.
Síntomas de una hernia inguinal
Los síntomas de una hernia inguinal pueden incluir:
- Dolor: experimentar dolor en la ingle, el abdomen o el escroto
- Hinchazón: una sensación de presión o un bulto en la ingle
- Problemas para orinar: no poder orinar o tener dificultad para orinar
- Dolor de barriga: sentirse enfermo, desarrollar estreñimiento o tener dificultad para digerir los alimentos.
Tratamiento de una hernia inguinal
La mayoría de las hernias inguinales se pueden tratar mediante un procedimiento quirúrgico o con un método llamado espera vigilante.
Cirugía
La cirugía es el tratamiento más común para una hernia inguinal e implica volver a colocar el tejido u órgano que sobresale en el abdomen y reforzar el área debilitada con un parche. La cirugía generalmente se realiza bajo anestesia general y es un procedimiento muy seguro, pero puede haber riesgos, como infección y daño al tejido circundante.
Espera vigilante
Otra opción de tratamiento es la espera vigilante. Con esta opción, se organizan controles regulares para controlar la hernia y asegurarse de que no se agrande ni cause dolor. Por lo general, se recomienda la cirugía si la hernia causa dolor o se agranda.
Prevención de hernias inguinales
Los padres pueden ayudar a prevenir las hernias inguinales en los niños asegurándose de que sus hijos:
- No levantes objetos pesados
- Evite esforzarse al orinar o defecar
- Come una dieta balanceada
- Hacer ejercicio regularmente
- Use ropa que no sea demasiado ajustada o demasiado suelta.
Las hernias inguinales son muy comunes en niños y adultos. El tratamiento puede incluir cirugía o conducta expectante, según la gravedad de la hernia. Los padres deben conocer los posibles síntomas y estar atentos para asegurarse de que la hernia no crezca ni cause dolor. La prevención es clave y se puede hacer alentando a los niños a comer una dieta balanceada, hacer ejercicio regularmente y participar en actividades que no ejerzan presión sobre sus cuerpos.